Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog

Vence a la gula ¡Te descubrimos cómo!

En la mayoría de películas y series, cuando algún personaje femenino está triste o desconsolado, suele ahogar sus penas recurriendo a ingentes cantidades de helado o, en su defecto, productos con similar contenido de grasa o azúcares. Pero, ¿por qué?

Aunque hayamos etiquetado ese comportamiento como “made in Hollywood”, en realidad esa asociación está impresa en nuestro ADN, ya que los alimentos calóricos aportaban a nuestros antepasados energía y grasa suficiente para subsistir. Una relación positiva que se estableció entonces, y que millones de años después, sigue grabada en nuestro cerebro.

Así, esa debilidad por lo dulce en determinados momentos no es (sólo) culpa nuestra. Estamos predestinados a ello. De todos modos, la especie humana se ha desarrollado lo suficiente como para poder evitar esos instintos. La cuestión es: ¿cómo mantenernos saciados para no recaer en nuestro delirio? La respuesta se basa en escoger bien lo que comemos.

¿Verdad que, con hambre, seríamos capaces de comer más tres y cuatro productos de bollería? En cambio, no seríamos capaces de meter entre costilla y costilla dos entrecotes. El motivo se encuentra en los componentes de estos alimentos, ya que las moléculas derivadas de una comida rica en proteínas alertan rápidamente al cerebro de la sensación de saciedad.

En cambio, los alimentos no ricos en proteínas o fibra (azúcares, fritos…) envían esa señal más tarde, provocando que podamos comer mucho más antes de sentir que estamos llenos.

Por eso, siempre que nos ataque una inaguantable sensación de hambre, lo mejor paraadelgazar y sentirnos saciados es huir de los dulces y prepararnos (aunque suene raro) un par de lonchas de lomo o hasta un plato con huevos. Veréis cómo os sentís satisfechos y, además, sabréis que lo habréis conseguido sin apenas comer calorías.